Curiosamente, las definiciones de educación o de educar de la Real Academia Española me parecen incompletas o demasiado técnicas, como mucho. ( Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos, etc. )
Siempre he pensado en la educación como un proceso complejísimo, que no se puede encasillar en los ejercicios matemáticos o lingüísticos, de memoria o de comprensión que realizamos formalmente en los distintos grados de esta (la llamada educación “formal”). Mucho menos me parece que se limite a la época de “la juventud”. Creo que la educación se extiende por el largo de la vida y a través de toda ella, siendo finalmente la vida misma.
Me gusta pensar en educación como : “Proceso que tiene por objeto el máximo desarrollo espiritual, intelectual, moral y físico de cada individuo.” Tal vez me falte técnica, pero creo que es mas completo.
Actualmente en Chile se vive un proceso Revolucionario por cambiar las estructuras de la educación formal. Educación como derecho fundamental, por ende no susceptible de alienación ni de apropiación. Educación como base para el desarrollo de una sociedad. En cualquier caso, alejar al concepto de educación lo más posible de aquél de Bien de Consumo (Que en estas concepciones económicas, al menos en mi opinión... sería un Bien de Producción.)
Ahora, mucho se habla de una educación de calidad. Esto tiene que ver con las soluciones que tanto ejecutivo como estudiantes ofrecen: el financiamiento y la administración. Sin embargo, ambas partes, (los reformistas del gobierno que buscan mejorar el modelo impuesto y los estudiantes revolucionarios que pretenden cambiar en 180° el sistema educacional) olvidan una estructura indispensable al momento de hablar de educación: la pedagogía.
Antes de entrar de lleno en el tema, cabe recordar la diferencia entre reforma y revolución. Reforma: Aquello que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo.
Revolución: Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación.
En otros términos, una reforma es un cambio, sustancial o no, que pretende mejorar un modelo, una institución; mientras que la revolución es el cambio en la estructura misma, ya no se trata de aumentar o disminuir variables, sino cambiar las constantes.
La pedagogía, la forma como se imparte la educación en Chile, es claramente parte de la estructura y responsable tan directa como el financiamiento de la buena o mala calidad de esta.
Einstein respondió a Edison cuando este le preguntó cuál era la velocidad del sonido:
“No lo sé, procuro no cargar mi memoria con datos que puedo encontrar en cualquier manual, ya que el gran valor de la educación no consiste en atiborrarse de datos, sino en preparar al cerebro a pensar por su propia cuenta y así llegar a conocer algo que no figure en los libros. “
Ahí está el primer paradigma de la educación chilena, el dato, la memoria, el “¿Se lo sabe o no señor?”. Es cierto que la memoria tiene una gran cabida en la educación; las tablas de multiplicar, los conceptos, pero en Chile, todo es de memoria. Nadie aprende biología viendo la lógica con que la naturaleza organizó los organismos, nadie aprende historia buscando la conciencia del presente en base al pasado: aprendemos los funcionamientos de memoria, aprendemos las fechas de los sucesos y los personajes de estos.
No comprendo como podemos pensar tanto en la calidad sin darnos cuena de lo atroz de la forma de impartir educación en el país. Un modelo retrógrado nos convierte en una sociedad retrógrada. Todos vimos en historia las revueltas liberales, los frentes populares, la caída del bloque socialista... y la proporción entre quienes internalizaron estas lecciones sacando sus propias conclusiones para el presente y el futuro con aquellos que aprendieron las fechas para luego olvidarlas ¿Ha de ser 1:4?
Nos encontramos con la preocupante realidad de que la Prueba de Selección Universitaria es un exámen de selección múltiple: un absurdo. Lo peor de esto, es la cadena que conlleva.
El cuento corto es este: las familias escogen colegios para sus hijos para que reciban educación; educación dirigida por los programas de estudio formulados por el Estado (pero respetando la libertad de cátedra). El niño que entra a la educación primaria estudia en este paradigma con un sistema de medición en 4° y 8° básico: el SIMCE.
El SIMCE, una prueba de selección múltiple es fácilmente preparable por los distintos colegios, siendo fácil obtener buenos resultados y para las escuelas públicas y particulares subvencionadas el consiguiente aumento del aporte económico que recibe.
Así, vemos que los resultados del SIMCE no se condicen con otros exámenes de calidad... como podría serlo la misma PSU... Resultado: El Sistema de Medición de la Calidad de la Enseñanza demuestra qué colegio se preocupó más de preparar a sus alumnos para ésa prueba en particular. Clara ilustración son los resultados del Lycée Charles de Gaulle en este exámen... generalmente mediocres en comparación a sus resultados en la PSU, o en los sistemas de medición franceses (Brevet); recuerdo cuando hicimos el SIMCE... 15 minutos pintando circulitos y después a la casa de un amigo a jugar Play...
Siguiendo con la triste cadena, después de esta inútil herramienta de medición: entramos a la educación secundaria. Aparte de también existir un SIMCE para éste nivel de instrucción, aquí el objetivo primordial es mayor: entrar a la universidad.
Quién entra a la universidad es quién “aprueba” el exámen de admisión: en la experiencia chilena, una prueba de selección múltiple en las diversas áreas del conocimiento. Es aquí, cuando la cita de Einstein cobra relevancia. Si el objetivo de la educación secundaria es preparar al adolescente para la instrucción terciaria, quiere decir que es una preparación para aquél exámen ya mencionado... … … !!! !!! !!!
El paradigma de la educación chilena es una prueba de selección múltiple: en matemática el razonamiento lógico pierde relevancia y no hay intermedios, o alcanzas el resultado, o no lo alcanzas; en lenguaje tienes que conocer los nombres de los estilos literarios, en qué períodos se desenvolvieron y para los análisis de texto, recordar las respuestas que hiciste en los ensayos; en historia (lo más grave para mi gusto) no emites juicios de valor, no hay cómo demostrar que internalizaste el mensaje de nuestros antepasados y sacaste tus propias conclusiones: la historia no está creando pensamiento, conciencia, crítica, está enseñando fechas nombres y lugares para que cuando te pregunten... sepas contestar precisa y rápidamente (cuando juegues The Trivium).
El resultado final no puede ser más paupérrimo: toda la educación primaria y secundaria se reducen a una prueba de selección múltiple. La educación chilena no se basa en el pensamiento, la deducción, la crítica, la creatividad... sino en incorporar datos que puedes encontrar en cualquier manual.
Un modelo que a mi me parece ejemplar es el francés. En lenguaje: expresión oral Y escrita, junto con conocimiento por supuesto y comprensión. En historia: unas cuántas fechas, preguntas de desarrollo y nuestro amado bilan (explica qué significó a tus ojos la situación descrita...). Matemáticas... bueno a hacer brillar tu razonamiento lógico que al achunte no podrás... Un sistema de medición exhaustivo cambia todo el paradigma, la estructura en la forma de educar y por ende, la estructura misma de la sociedad.
Por supuesto, para realizar el cambio de una cultura “selección múltiple” a una multicultural se requiere una inversión enorme, implementación, capacitación de los profesores, cómo realizar las pruebas, replanteamiento completo de los programas de estudio... Pero bueno, para eso se pide que se aumente la inversión en educación, porque no sacamos nada ampliando el acceso... si ese acceso es a una prueba de selección múltiple.
Punto aparte merece el poco interés que le da nuestra sociedad a la educación física y espiritual (arte en sus diversas expresiones)... Pero ese es tema para otro día, yo ya me cabrié.